Werner von Siemens, el fundador de la empresa multinacional Siemens, que hoy abarca múltiples áreas de la tecnología, fue un brillante inventor que contribuyó a sentar las bases de la electrotecnia, así como a iniciar una revolución de las telecomunicaciones y de los medios de transporte. Se le considera uno de los padres de la dinamo, así como del ferrocarril, el tranvía y el ascensor eléctricos. Su apellido da nombre a la unidad de medida de la conductancia eléctrica.
Werner von Siemens (Werner Siemens hasta su ascenso a la nobleza en 1888) nació el 13 de diciembre de 1816 en Alemania. Su padre era agricultor. La economía familiar no era mala al principio, pero entró en un fuerte declive en la década de 1820 por culpa de una crisis agraria.
La vocación científica del joven Werner se manifestó claramente cuando al cursar estudios secundarios en un centro educativo decantado hacia las letras en detrimento de las ciencias, se aburría con aquellas y echaba de menos a estas. Dedicaba buena parte de su tiempo libre a las matemáticas, la física y la química, que le apasionaban y se le daban bien.
Deseoso de poder encontrar una orientación profesional práctica para su vocación por la ciencia y la tecnología, se planteó ingresar en la Academia de Arquitectura de Berlín. Ello no fue posible porque sus padres no podían costearle tales estudios. Buscando una vía alternativa para cursar estudios técnicos, solicitó y consiguió ingresar como cadete en 1834 en el ejército, única posibilidad a su alcance de estudiar lo que quería sin disponer de grandes fondos, y así cursó de 1835 a 1838 estudios de matemáticas, física y química, como parte de su formación de oficial, en la Escuela de Artillería e Ingeniería del ejército. Estos estudios técnicos le dieron una buena base para su futura labor en lo que sería el nuevo campo de la ingeniería eléctrica. Su formación militar le permitió ser ascendido a teniente.
Tras las muertes de su madre y su padre, acaecidas respectivamente en 1839 y 1840 con meses de diferencia, el joven militar se encontró no solo ante el imperativo de tener que ser capaz de ganarse la vida por su cuenta, sino también con el deber moral de contribuir a cuidar de sus hermanos menores. No contento con la acogida de sus hermanos más jóvenes en casas de parientes, se propuso exprimir al máximo su talento técnico para hacer invenciones comercializables con las que ganar dinero para labrar el futuro de sus hermanos y el de él mismo.
Uno de sus primeros logros técnicos con claro potencial comercial fue su desarrollo de una técnica de plateado y dorado por galvanoplastia, parte de cuyo trabajo experimental realizó en un escenario imprevisto: la cárcel.
Siemens acabó encerrado en ella por acceder a actuar como padrino de uno de los dos contendientes en un duelo, del que se acabaron enterando las autoridades. Este duelista, un oficial de artillería amigo suyo, se batió con un oficial de infantería, como consecuencia de las frecuentes riñas que se daban entre colectivos militares diferentes. Aunque el duelo terminó con solo una herida leve, sufrida por el oficial de infantería, hubo un consejo de guerra contra todos los participantes. Las penas establecidas, a las cuales se les sentenció, eran de cinco años de cárcel para los padrinos y de diez para los duelistas. Aunque muy a menudo se tendía a indultar a todos los participantes tras una estancia breve en prisión, la perspectiva a la que se enfrentaba Siemens era la de estar apartado de su actividad normal durante una larga temporada, quizá medio año.
A fin de aprovechar ese tiempo, se las ingenió para montar un pequeño laboratorio clandestino en su celda, con productos y utensilios que le iba trayendo a escondidas un conocido suyo, cómplice de un químico que vendía materiales de este tipo en una tienda y a quien le iba transmitiendo los pedidos.
El trabajo experimental de Siemens progresaba tan bien en su laboratorio improvisado pero operativo que, cuando le llegó el indulto, bastante antes de lo esperado, y a raíz del cual debía abandonar la prisión militar el mismo día, tenía algunos experimentos a medias. Solicitó que le permitieran seguir en su celda unos días más, pero al llegar la medianoche le echaron. Su petición de seguir encarcelado unos días más no solo resultó insólita sino que podía llegar a tomarse como un gesto de indiferencia despreciativa hacia la concesión del indulto.
Primeras patentes de Siemens
Siemens obtuvo la primera patente para su proceso de plateado y dorado, y a partir de aquí inició su comercialización que llegó a ser internacional. Con ello estaba poniendo en marcha una especie de negocio familiar de nuevas tecnologías en el que irían participando sus hermanos y otros parientes.
Siemens destacó por su ingenio científico y técnico en todas las ocupaciones que le dieron durante su etapa militar. Para proteger un puerto de una incursión naval enemiga, ideó un sistema de minas submarinas detonables eléctricamente. Encargado de los fuegos artificiales para una fiesta en honor del cumpleaños de la zarina rusa, hermana del rey de Prusia, los creó con una espectacularidad y riqueza tal de colores que dejó fascinados a los espectadores y se le convocó para encuentros con miembros de la familia real prusiana.
La telegrafía fue un campo en el que hizo muchos inventos de gran utilidad práctica y que constituyó la actividad principal con la que comenzó la empresa que con el tiempo se convertiría en la actual Siemens. Esta compañía fue fundada en 1847 por Werner y su amigo Johann Georg Halske como socios que aportaban sus habilidades técnicas, y por Johann Georg Siemens, un primo de Werner, en calidad de socio inversor, que aportaba el capital inicial de la empresa. Werner dejó poco después el ejército para concentrarse en la empresa. Esta operó muy pronto en el ámbito internacional y se ocupó de instalar por encargo redes telegráficas en inmensos territorios, e incluso bajo el mar, desarrollando para ello nuevas tecnologías a la altura de los retos presentados.
La empresa se diversificó con el impulso creador de Werner, que seguía innovando en numerosos campos de la ingeniería eléctrica. A su labor decisiva en el amanecer industrial de las dinamos en la década de 1860, le siguieron muchos otros avances. A mediados de la década de 1870 desarrolló un nuevo modelo de altavoz. En 1879, presentó el primer ferrocarril eléctrico del mundo con fuente de energía externa. Al año siguiente, construyó el primer ascensor eléctrico para pasajeros. En 1881, puso en marcha el primer tranvía eléctrico del planeta.
Siemens tuvo siempre un talante liberal y progresista que cultivó en su actividad política (en la cual llegó a ser diputado) y que también puso en práctica como empresario. Redujo la jornada laboral de sus empleados a 9 horas diarias, estableció fondos de pensiones para ellos, abarcando no solo la jubilación e incapacidad sino también la eventual viudedad de cónyuges y orfandad de hijos, les otorgó participaciones en beneficios, y también algunos otros incentivos y servicios.
Falleció el 6 de diciembre de 1892, habiéndose casado, enviudado y vuelto a casar, y teniendo hijos en cada matrimonio. (Fuente: NCYT Amazings/Jorge Munnshe)